domingo, 3 de marzo de 2013

Recuento 17: The Master de Paul Thomas Anderson

LA MUJER DE ARENA
Una barco va dejando tras de sí una estela de espuma blanca que parte el mar azul. Marineros encuentran diversión en la playa en combates cuerpo a cuerpo, liberando la tensión sexual ante la ausencia de mujeres. Joaquin Phoenix con un cuerpo gastado, famélico, aparece lejano, apartado del núcleo de colegas, ensimismado, su objetivo es partir un coco para combinarlo con su bebida alcohólica. Con una forma de hablar entredientes, Joaquin Phoenix explica en una broma desconcertante cómo deshacerse de las ladillas de los testículos. Joaquin Phoenix al fin se aproxima a los demás, lleva las manos sobre las caderas, su postura es extraña, encorvado, agachado, observa ahora como sus colegas forman en la playa una mujer de arena, pareciera como si sólo por este hecho, atraído por esta acción, decidiera acercarse a ellos. Y sin pensárselo más de una vez Joaquin Phoenix avanza hacia la mujer de arena, se monta sobre ella y finge fornicar con la figura femenina, los demás toman esto a juego y se ríen. Con la vista al mar, sin pudor, Joaquin Phoenix se masturba de manera vehemente. Cuando la tarde ha caído, fatigado, se recuesta junto a la mujer de arena, le pasa el brazo por el pecho, se acurruca junto a ella con cariño, tiernamente.
EL FIN DE LA GUERRA
Una voz por la radio avisa sobre el fin del conflicto bélico, en las entrañas oscuras de un barco de guerra, Joaquin Phoenix encuentra un contenedor de combustible del cual se sirve como si fuera un barril de cerveza mientras la voz del general MacArthur pide que haya oración por la restauración perpetua de la paz en el mundo. De rato, absolutamente rendido por lo que ha bebido, Phoenix aparece en la parte más alta del barco, desde abajo sus colegas le arrojan cosas para que despierte. Como una fila de hormigas, los hombres que vienen de la guerra suben por una escalera ordenadamente mientras se les dice que avancen como si fueran ganado al cual se arrea. Rostros de hombres lacerados, miradas en las que se deja ver el trauma por el cual sus mentes y cuerpos, sus almas, pasaron en el conflicto bélico: ojos que han perdido la humanidad, la cordura quizás. Escuchan, no con mucha atención, la explicación que un superior les da sobre la manera en la que pueden reinsertarse en la vida civil en la América de posguerra, se les advierte que no todos entenderán su condición mental, sus nervios alterados, su comportamiento errático, ese nuevo ser distinto a ellos que fue procreado "allá" y que aparentemente no es funcional ni tiene cabida "aquí". Joaquin Phoenix se llama Freddie, un psicólogo militar le hace el test de Rorschach, en las láminas que le son mostradas no encuentra polillas o murciélagos sino figuras relacionadas con el sexo. En una entrevista posterior Freddie es cuestionado sobre un "episodio de llanto" que tuvo durante su estancia en la guerra, se altera, asegura que no fue ningún llanto de locura sino que fue causado por una carta que recibió de una chica, la hermana menor de una chica que conoció; la nostalgia, el recuerdo de un tiempo pretérito ocasionó su exabrupto de lágrimas confiesa entre risas: la risa oculta su dolor, su tristeza. Quien lo cuestiona insiste en los detalles que hacen notar su insanidad mental: durante la guerra Freddie tuvo una visión de su madre. Freddie minoriza esto: sólo fue un sueño. Pero el cuestionamiento continúa y Freddie se incomoda con el análisis de su psique, el cual le explica su interrogador "es para darle tratamiento", entonces Freddie accede y con un nudo en la gargante cuenta: en el sueño estábamos mi madre, mi padre y yo en casa, sentados a la mesa, bebiendo y riendo.
CAPTURANDO IMÁGENES
Freddie aparentemente ha conseguido incorporarse de nuevo a la sociedad, en una tienda departamental trabaja como fotógrafo, este hombre que no cabe duda que es un despojo, un hombre fragmentado, con el corazón y psique partidos, no obstante esto busca capturar con ayuda de la luz y la sombra, la postura y el gesto adecuados, la imagen menos imperfecta de quien está bajo el ojo de su cámara. No es ninguna sorpresa que Freddie momentáneamente socave sus necesidades sexuales relacionándose con una modelo, o maniquí viviente, que trabaja en la misma tienda donde él labora. Este detalle nos dice que Freddie continúa arrastrando a la figura de la mujer de arena en su mente, las mujeres sólo son eso para él: figuras que llenan el vacío que alguien más ha dejado en su alma. La afición de Freddie por embriagarse con distintas sustancias persiste, sus mezclas son cada vez más desquiciadas. En un episodio psicótico, Freddie comienza a discutir con un cliente a quien fotografía, el hombre es obeso, feo, de buena posición económica, tiene una familia, estos detalles que definen a un hombre sin problemas parecen incomodarle, comienza a acercarle las lámparas a la cara al hombre hasta casi quemarlo con los focos, el hombre replica, abofetea a Freddie y ambos se hacen de golpes.
LA HUÍDA
Freddie trabaja en la cosecha de col con inmigrantes. Su labor como alquimista perdura en sus ratos libres: combinando toda aquella sustancia que se encuentre para encontrar esa nueva mezcla tan fuerte, tan embriagadora que le haga desaparecer el recuerdo o volver a ese momento quizás cuando era feliz, cuando tenía una guía, un propósito en su vida, que ahora no encuentra, que se encuentra tan perdido como él mismo. Al darle a probar a un anciano de su brebaje, el anciano ya no puede despertar, Freddie es acusado de envenenarlo y escapa del lugar por temor a ser linchado por el resto de trabajadores quienes lo persiguen en una corretiza por el terreno arado.
LANCASTER DODD
Freddie vagabundea por el muelle de San Francisco como un animal nocturno extraviado, como llamado por el canto de las sirenas observa el Alethia, un barco iluminado y lleno de gente que baila alegre, sin pensárselo se sube como polizón. Al amanecer Freddie despierta, con resaca, cuando una joven le da los buenos días amablemente, él dormía en la cama baja de una litera, él pregunta quién es y dónde está, ella responde que está a salvo en altamar. La joven le dice que la siga. Lo lleva a un camarote donde está Philip Seymour Hoffman que es Lancaster Dodd, vestido con una bata roja, lleva un lápiz en la mano, está sentado, Dodd le dice a Freddie que él comanda el barco y se dirigen a Nueva York. Freddie no recuerda nada de lo que pasó la noche previa ni cómo es que terminó ahí. Dodd le dice a Freddie que su estado es aberrante, que se ha apartado del buen camino, que tiene problemas. Freddie reacciona poniendo una de sus acostumbradas sonrisas con las que oculta su vulnerabilidad, le dice a Dodd que si ahí hay un trabajo para él, lo tomará. Dodd con un dejo de extrañeza en su mirada le dice a Freddie que "le resulta muy familiar". Freddie le responde (poniéndose las manos en la cintura, gesto que indica agresividad o intención de desafiar, sin embargo continúa con sus hombros echados hacia adelante, lo cual indica miedo y timidez) preguntándole a qué se dedica. Dodd responde que es escritor, doctor, físico nuclear y filósofo teórico, pero por encima de todo es un hombre inquisitivo igual que él. Freddie vuelve a reír y Dodd le pregunta por el contenido secreto del notable coctel preparado por Freddie el cual probó la noche pasada, y es como si esperara encontrar en su respuesta no sólo el secreto de la bebida sino también el del propio Freddie Quell. Freddie sonríe: la bebida contiene secretos, responde escuetamente. Dodd le pide más. La analogía de la bebida y la persona de Freddie Quell como algo que extrañamente le atrae a Dodd y le seduce podría indicar una subrepticia atracción homosexual entre ambos, que más tarde se nos revelará como una relación paterno-filial, pero también como si Freddie le trajera a Dodd un recuerdo de él mismo que ahora ve en la figura no domesticada de Freddie, un alterego quizás o figura antitética, posiblemente lo que Dodd siempre ha querido ser y hacer pero se ha encargado de reprimir, de domesticar, de controlar en base a su método efectivo para llegar al estado de perfección, una naturalidad que lo seduce y de lo cual ya se ha bebido una botella (volviendo a la analogía con su coctel lleno de ingredientes secretos) pero le ha dejado con las ganas de probar más. Dodd y Quell son dos efigies que se encontraron arbitrariamente para complementarse. Dodd le ordena a Freddie que se limpie y vista, le dice que será la boda de su hija y lo invita a que los acompañe al evento, sin embargo, le advierte que sus recuerdos no están invitados.
LA BODA
Freddie apartado de los demás ve el comportamiento de Dodd y su congregación durante la celebración de la boda de su hija oficiada por él mismo, pronto se percata de que Dodd es el amo, los demás sus súbditos, o eso parece. Durante la cena, Dodd da un discurso sobre el matrimonio, antes de "La Causa" dice, el matrimonio era horrible: un ciclo como la vida que iniciaba en el nacimiento y pasaba por varias etapas hasta llegar a la muerte. Luego continúa con su discurso donde hace una analogía aparentemente inocente y en broma entre un dragón y el matrimonio, pero que revela sus intenciones con Freddie, con los seguidores de su secta y porqué no quizás consigo mismo y su propio dragón interior: imaginen a un dragón de ojos rojos, dice, con fauces enormes, yo tengo un lazo, fustigo al dragón, le pongo el lazo en el cuello, lucho con el dragón hasta que lo tumbo al suelo y lo domino y le ordeno que se siente y el dragón obedece, le pongo una correa, lo saco a pasear. Ahora estamos en ese momento en que me obedece cuando se lo ordeno, ya después lo enseñaré a rodar y hacerse el muertito, concluye entre risas.
LA INICIACIÓN
Amy Adams es Peggy, la esposa de Lancaster Dodd, conversa por primera vez con Freddie. Se presenta ante él dulce, amable, le cuenta que Dodd ha escrito mucho recientemente, que de alguna manera Freddie lo inspira; le cuenta que cuando están en tierra firme todos están bajo presión, mucha gente ataca a Dodd por sus escritos, gente que no entiende sus enseñanzas y que tiene miedo, por lo que Dodd siempre tiene que estar a la defensiva (la vida de Freddie comienza a relacionarse cada vez más con la de Dodd: sólo en el mar, en movimiento, al no estar en un lugar fijo ambos están a salvo, seguros). Peggy lleva a Freddie a presenciar un ejercicio de regresión hipnótica el cual sirve para probar que registramos todo incluso desde que estabámos en el vientre materno y durante "todas" nuestras vidas. Freddie llega a una mesa en la que varios seguidores de Dodd escuchan con audífonos una grabación suya en la que dice que "no somos bestias, somos espíritus", sus seguidores redactan lo que escuchan, Freddie se pone los audífonos, oye pero no escucha. La voz grabada de Dodd dice que es muy fácil conseguir deshacerse de los impulsos emocionales negativos para que el hombre vuelva a su condición inherente de perfección, algo que ayudaría mucho a Freddie para reconstruir su persona, pero a él no le importa esto, lo que en realidad quiere lo escribe en un papel y se lo pone en la cara a la joven que tiene de frente y contradice lo que Dodd promueve: "¿quieres coger? :)" La joven responde con una tímida sonrisa. Freddie prepara un nuevo coctel y se lo ofrece a Dodd. Beben en la semioscuridad del camarote de Dodd, ahí Dodd confiesa que tenía un bloqueo pero ahora escribe con fluidez, le pregunta a Freddie si puede "procesarlo" de manera informal, Freddie, desconociendo de lo que le habla, acepta. Desde un principio Dodd le dice a Freddie que él le servirá de conejillo de indias a la vez que será su protegido, pero el otro ni caso le hace. Con un micrófono entre ambos que graba todo, Dodd comienza a formularle varias preguntas a Freddie con el fin de psicoanalizarlo (descubrir los secretos del coctel) pero no resulta bien a la primera ni a la segunda, hasta la tercera tanda de preguntas Dodd le dice a Freddie que tiene que responder a todo con honestidad y sin parpadear, entonces Freddie revela lo siguiente: piensa constantemente en que es insignificante, no cree en la salvación de Dios, ha practicado incesto con su tía, es un mitómano, ha asesinado durante la guerra y no siente remordimiento, huye porque cree haber envenenado a un hombre con su brebaje, su padre murió de alcoholismo, su madre está internada en un psiquiátrico porque es psicótica, en un principio pensaba que sus enseñanzas eran tontas pero ahora no y sigue sin superar a Doris, su amor de juventud, con quien algún día piensa volver pero no tiene el valor de hacerlo... Entonces se nos muestra una escena que es una visión de Freddie conseguida por medio de hipnosis por Dodd en la que intenta resolver esa situación del pasado que quedó irresuelta con Doris y es lo que continúa arrastrando hasta ese presente: Freddie vestido de marinero sube las escaleras a la entrada de la casa de Doris en Lynn, Massachussets. Toca a la puerta y abre la señora Solstad a quien le pregunta por Doris, la mujer lo abraza impetuosamente, esto hace pensar que Doris ya no está ahí, tal vez hasta ya haya fenecido... En la siguiente escena vemos a Doris conversando con Freddie teniendo un cementerio de fondo. Nos damos cuenta que esa figura de arena, esa maniquí viviente de antes son sustitutos de Doris, una jovencita dulce que alguna vez le envió una carta a Freddie Quell cuando estaba en la guerra, quizás esta conversación nunca tuvo lugar y es inducida bajo la hipnosis para resolver la situación anímica actual de Freddie. Dodd se conmueve al ver como la figura de Doris consigue amansar a la bestia de Freddie Quell pero al mismo tiempo le es imposible conseguir que él retroceda en el tiempo y se consiga esta unión. En las escenas mentales de Freddie guiadas por Dodd vemos cuando se da su separación con Doris, ella parte hacia Noruega y él a Shanghai por la guerra. Una estela de espuma blanca parte el mar azul. Freddie es despertado del trance hipnótico. Está en 1950 junto a Dodd en el Alethia.
NUEVA YORK
Dodd y su familia es recibida en Nueva York por Bill, editor de los escritos de La Causa. De ahí van a casa de Mildred Drummond, benefactora de Dodd y su movimiento. Luego de realizar una regresión a una de las invitadas de Mildred, que "recuerda" que en su vida pasada usaba armadura y era hombre, y mientras explica que nuestros espíritus siempre son los mismos sólo cambiamos de "recipiente" en nuestras distintas vidas, Dodd comienza a ser cuestionado por otro invitado, John More, quien no cree en sus enseñanzas, incluso lo acusa de que hace creer a las personas que pueden ser sanadas de leucemia cuando lo único que hace es sugestionarlos mediante hipnosis. Dodd se ofende al punto de gritar improperios donde deja entrever que teme a las conspiraciones comunistas y no tolera a todo aquel que lo contradice; Freddie en respuesta al ataque del que ha sido víctima su "amo" le lanza una pieza de comida a John More porque hubiera resultado muy desagradable morderlo frente a todos. Este episodio es una crítica a lo que puede hacer la gente cuando se mancilla o se pone en tela de juicio su fe, sin importarle si está bien o mal en lo que cree: el fundamentalismo extremista tarde o temprano genera violencia. Mientras Lancaster teclea incesantemente, Peggy le echa en cara la humillación y la bajeza por las que acaban de pasar cuando se puso en duda su credo, entonces de manera fría pero entre lágrimas asegura que la única manera de defenderse es el ataque de lo contrario perderán todas las batallas, para dominar hay que atacar, esta declaración deja ver que la parte cerebral detrás de La Causa, la parte con ambiciones, que pretende expandir el culto y que se preocupa por las apariencias y el que se les tome en serio es Peggy quien deduce además que esa invitación a Nueva York fue una suerte de conflagración para echar abajo la filosofía de Dodd y ellos cayeron en la trampa. Freddie no soporta por lo que está pasando a la que ya considera su "familia" y en venganza se dirige al departamento de John More y le da una golpiza, cuando le cuenta esto a Dodd, al contrario de recibir un premio recibe una reprimenda al grado de compararlo con un animal que se come sus propias heces. No obstante le dice que quisiera recordar cuándo y dónde se conocieron, en referencia a sus vidas pasadas.
PHILADELPHIA
Los miembros de La Causa son recibidos en la propiedad de Helen Sullivan, ferviente seguidora del movimiento. Mientras ella explica con fascinación su experiencia con los viajes en el tiempo Freddie imagina que la hija de Dodd, Elizabeth, intenta masturbarlo. Más tarde en una tertulia esperpéntica Dodd interpreta So, we'll go no more a roving, poema de Lord Byron que habla sobre dejar la vida libertina cuando el cuerpo lo exige aunque el espíritu siga vivaz (
http://wiki.answers.com/Q/What_is_the_meaning_of_Lord_Byron's_poem_So_we'll_go_no_more_a_roving). Freddie imagina que todas las mujeres presentes en el salón están desnudas continuando con su obsesión sexual. Peggy se acerca a Dodd mientras está lavándose, comienza a masturbarlo de una manera distante, le deja en claro que él es libre de estar con más mujeres mientras ella no se entere ni sus conocidos, le ordena que deje de beber el brebaje de Freddie, el verdadero maestro de El Maestro es Peggy, su control sobre él es absoluto. Cuando termina con Dodd se dirige a donde duerme Freddie, lo despierta y le exige que deje la bebida proponiéndole que se fije una meta y diciéndole que para llegar a ella debe dejar de ser un alcohólico, le hace repetir en voz alta que lo hará, una vez más el contraste entre el yo domesticado y el yo que no lo está en las figuras de Dodd y Quell. A la mañana siguiente Freddie bebe a escondidas y tiene una pequeña discusión con Val, el hijo de Dodd quien comenta que las cosas que dice su padre son tonterías que va inventando conforme va pronunciando sus sermones, Freddie se enfurece por la pasividad de Val y a la vez porque él quiere creer que lo que predica Dodd es real. En ese momento una patrulla de la policía se detiene en la propiedad de Helen Sullivan buscando a Lancaster Dodd para detenerlo por haber usado fondos de Mildred Drummond, una vez más la sociedad en contra de La Causa como anunciara Peggy. Cuando Dodd es arrestado Freddie se pone como bestia y por esto también se lo llevan esposado. Hay un contraste cuando Dodd y Freddie son puestos en celdas contiguas, mientras Dodd por un lado luce calmado, Freddie lleva la ropa hecha harapos, se golpea contra la cama y rompe el inodoro, para apaciguarlo, Dodd le explica que hace millones de años se le implantó el temor al cautiverio, de ahí su comportamiento actual que en realidad no es propio sino de alguien más de ese pasado ancestral y le da una explicación absurda a fin de que entienda. Freddie se cansa de las palabras de Dodd y le dice que se calle que todo eso son inventos. Dodd explota una vez más cuando le echan en cara que es un mentiroso, sobre todo cuando es su "mascota" que creía ya amaestrada quien se lo grita y ya sin argumentos no le queda de otra que insultar a Freddie llamándolo haragán y alcohólico. Tras salir de la cárcel reponiendo los gastos de Mildred Drummond, Dodd cena con su familia y pronto comienzan a hacerle ver que Quell no está comprometido con La Causa, quizás sea un espía, un pervertido sexual e incluso le preguntan qué está haciendo ahí con ellos. Dodd les responde que si no consiguen domesticarlo quien falla no es Freddie sino el concepto de La Causa de conseguir que el hombre consiga despertar del sueño, se libere y llegue a su estado de perfección. Freddie sale de la cárcel y ahora toda la familia se empeña en ponerle el lazo al dragón de Freddie mediante distintos métodos, como leerle pornografía para reprimir su sexualidad o el escuchar el nombre de Doris continuamente hasta que no le signifique nada, pero el principal ejercicio y el más extenuante es una caminata a ciegas de ida y regreso entre un ventana y una pared de madera en la que debe de convencerse, creer, que no sólo palpa eso con su mano sino que es capaz de sentir la textura de los objetos que están más allá. Aparentemente Freddie consigue ser "procesado" y al mismo tiempo se anuncia el Congreso Universal de La Causa en Phoenix donde será presentado el segundo libro de Dodd. Dodd y Freddie se trasladan a un sitio desconocido, una área terregosa y árida donde Dodd tiene enterrado el manuscrito de su nuevo libro, la paranoia de Dodd es tan grande que lleva incluso una escopeta: ¿quién es ahora el más desquiciado?
PHOENIX
Es publicado El Sable Partido, el segundo libro de Dodd. La familia hace propaganda para La Causa repartiendo volantes e incluso por radio asegurando que quienes asistan al congreso podrán liberarse de traumas del pasado. Freddie vuelve a su labor como fotógrafo con Dodd, es casi como si capturara la doble imagen de éxito: el triunfo de Dodd por su nueva publicación y el triunfo suyo cuando al fin se ha convertido totalmente al culto de La Causa y ha encontrado momentáneamente un sitio y un propósito en su vida. La relación entre Dodd y Freddie se convierte cada vez más paterno-filial, ha dejado de ser la mascota para ser tratado como persona. Freddie escucha el sermón de Dodd atento: "este libro contiene respuestas, no más secretos", dice Dodd. "La fuente de toda creación, buena y mala, la fuente de todo es cada uno de ustedes. Y el secreto es la risa". Esto deja a Freddie poco convencido, parecieran desilusionarlo las palabras de Dodd, cuando Bill el editor de Dodd asegura que su libro es una basura, el lado animal de Freddie brota de nuevo y le propina una golpiza, pero él mismo sabe que lo que predica Dodd es una basura y esa golpiza tiene ese doble significado de dirigirla a Dodd. Helen Sullivan se acerca a Dodd, le comenta que ha comenzado a leer su nuevo libro y ha encontrado un detalle que le incomoda, ha cambiado la pregunta principal del proceso echando abajo toda su filosofía: ¿puedes imaginar?, en vez de ¿puedes recordar? Lo cual debilita la credibilidad en las cuestiones de las vidas pasadas y hace suponer que todo son escenas imaginadas, Dodd le sale al paso aclarando que esta pregunta es para abrir un espectro más amplio de consciencia, pero esto sigue sin dejar tranquila a Helen. Dodd, sin embargo, se ofusca y le grita como ya es su costumbre cuando se juzgan sus métodos y decisiones.
LA DESPEDIDA
En un nuevo ejercicio de liberación del pasado o de voluntad, Freddie es llevado por Dodd al desierto de Arizona, el ejercicio consiste en conducir una motocicleta a alta velocidad tras fijarse un punto a la distancia. Dodd lo cumple a la perfección, luego viene el turno de Freddie quien conduce hasta desaparecer de la vista de todos. Más tarde Freddie llega en la motocicleta hasta Lynn, Massachussets, a la casa de Doris, es recibido por su madre quien le dice que ella lleva 3 años de casada y vive en Alabama con Jim Day, por lo que ahora se llama Doris Day, señala entre risas Freddie. La religión, los métodos de La Causa nunca lograron que Freddie superara esta traba del pasado, su anhelo ha sido finalmente anulado sin embargo únicamente por la realidad. Freddie aparece dormido en una sala de cine mientras ve una película de Casper, tiene un sueño en el que un trabajador del cine le lleva un teléfono, es una llamada de Dodd quien le dice que lo extraña y que vaya a verlo a Inglaterra donde tiene una escuela de La Causa y le lleve cigarros Kool. Todo esto quizás esté en el inconsciente de Freddie luego de haber leído estos datos en el periódico o de haberlo escuchado en las reuniones de la congregación, o simplemente porque es lo que quiere creer, es el único sentido que le encuentro porque no es creíble que esa comunicación fuese telepática-onírica. Dodd le dice que puede curarlo y que recuerda donde lo conoció en una vida pasada. Freddie despierta del sueño, en la película que ve hablan sobre encontrar el tesoro debajo de la marca de la x, y que el capitán nunca deja el barco, referencia a encontrar su propio tesoro embarcándose a Inglaterra. Una estela de espuma blanca parte el mar azul. Freddie llega a Inglaterra, le avisa a las recepcionistas de una escuela que quiere ver al Maestro, ellas le preguntan quién es y si él lo espera, él responde que Dodd tiene que estarlo esperando cuando toma por algo certero la llamada que recibió en sueños. Freddie es recibido por Val, vemos como La Causa se ha institucionalizado cuando salen de un aula jóvenes con uniforme. Ambos llegan a una habitación de dimensiones amplísimas, se ven las figuras pequeñas detrás de un escritorio de Dodd y a su lado Peggy casi a escondidas, en las sombras, en una silla, lo que la hace ver casi como una figura maligna que controla a Dodd. Dodd hace recordar a Orson Welles en Citizen Kane. Freddie está más desmejorado que nunca y Peggy se lo hace notar, le dice que no es capaz de llevar una vida recta, entonces le pregunta casi con odio ¿qué quiere? Freddie no sabe qué responder. Le pregunta ¿qué esperaba que pasaría viniendo ahí? Freddie, inocentemente responde que sabe tomar fotos. Peggy le responde que lo que ellos hacen se hace para siempre o no se hace, no es por moda. Le dice a Dodd que no tiene ningún sentido tratar con Freddie porque es alguien a quien no le interesa mejorar y sale de la habitación. Freddie trata de hacerse el gracioso. Dodd le dice a Freddie que es el marinero de los mares, es libre de ir adonde quiera, es libre de irse. Lo insta a que se vaya. Es casi como un padre rechazando a su hijo: si descubres una manera de vivir sin servir a un maestro, a cualquier maestro, haznos saber cómo lo lograste, serás la primera persona en la historia del mundo. Freddie responde con un nudo en la garganta cóntandole su sueño, le pregunta cómo es que se conocieron en una vida pasada. Dodd le responde que ambos trabajaron juntos en París durante el sitio de la ciudad por fuerzas prusianas, trabajaban enviando por medio de globos correo y mensajes secretos que burlaban el bloqueo de los prusianos. Esta explicación no convence a Freddie, le parece no creíble y lo refleja en su gesto. Dodd le dice a Freddie que si se va no quiere volver a verlo nunca más, la otra opción es quedarse. En una próxima vida, le dice Dodd, seguramente serán acérrimos enemigos, Freddie sonríe. Entonces Dodd comienza a cantar una canción en la que dice "I wanna get you in a slow boat to China all to myself alone". De nuevo nos hace pensar en la relación homosexual entre ambos, aunque también en el deseo de Dodd por capturar la bestia de Freddie, domesticarla y como él dice hacer despertar al verdadero Freddie.
EL MAESTRO
Freddie conoce a una mujer en un bar. Ambos están teniendo relaciones, ella está montando a Freddie. Entonces él comienza a hacerle en una suerte de juego las mismas preguntas que Dodd le hizo durante su primer procesamiento informal. Todo es casi una burla, pero en el fondo es lo que Dodd hizo con él, penetrarlo en lo más profundo y es lo que ahora él hace con la joven literalmente. Freddie se ha liberado de El Maestro o, mejor dicho se ha convertido en su propio maestro, y vive a su propio aire, fuera de cualquier sistema, ha conseguido contradecir eso que le dijo Dodd la última vez que se vieron. La última escena es una remembranza de la mujer de arena del principio: Freddie recostado abrazando a esa figura que el tiempo, el mar, el viento, las pisadas se encargarán de hacer desaparecer: la ilusión perdida que significará Doris en lo que reste de su vida errática, en la que Freddie Quell ya no necesita de guía.